domingo, 22 de marzo de 2015

El día a día





El Patio de mi Casa funciona como un gran hogar familiar que se organiza en torno a las necesidades de los niños que acuden a él.

El aula, es un lugar apacible donde los niños pueden jugar e imaginar libremente mientras se sienten seguros y cómodos. Es cálida y acogedora, está cuidada e intencionalmente llena de elementos naturales. Los materiales son de madera que animan a los niños a crear, cuidar y organizar juegos.  Todos estos juguetes permiten al niño desarrollar la motricidad fina y gruesa, desarrollar el juego simbólico, la imaginación y les da la posibilidad de reproducir en el juego sus diversas experiencias cotidianas, así como las actividades de los adultos, y los diferentes oficios.
Aprender jugando

 En el juego, los niños desarrollan el pensamiento creativo, la solución de problemas y desarrollan las habilidades sociales a través de la interacción con sus compis.
 Los niños escuchan cuentos que fortalecerá su memoria, desarrollará su capacidad de comprensión y la imaginación. . Las historias, canciones y rimas infantiles dichas en clase cultivan en los niños el lenguaje.




Aprenden sobre el mundo físico a través del movimiento tanto en el desarrollo de su motricidad gruesa como fina. 

Todas estas actividades de aprendizaje se llevan a cabo en consonancia con los ritmos diarios y los ritmos de las estaciones que conectan a los niños con el mundo que los rodea.

"La tarea de la maestra en la escuela es adaptar las actividades prácticas de la vida cotidiana a fin de que sean adecuadas para ser imitadas por el niño a través del juego. Las actividades de los niños en la escuela deben derivar de la propia vida en lugar de ser "pensadas " por la intelectualidad de los adultos. En la escuela, lo más importante es dar a los niños la oportunidad de imitar lo que ocurre directamente en la vida misma."
Rudolf Steiner

La jornada comienza a las 7.30, los niños van llegando y se les recibe uno a uno para darnos los buenos días, un beso, un abrazo y preguntarnos como estamos. Nos sentamos para ponernos las zapatillas y quitarnos el abrigo, les dejamos que lo hagan solos o al menos lo intenten.
Una vez preparados vamos a la puerta del aula y saludamos al resto de compis que nos están esperando desde el momento que sonó el timbre…hasta que no lleguen todos nuestros compis no empezamos con la actividad diaria.
Mientras los esperamos, “el juego es libre”, decimos “libre” porque todo está supervisado y siempre intentamos que sus capacidades vayan a más. Hablamos con ellos para que expresen que hacen o como se sienten, les ayudamos en sus dificultades para que el juego realmente sea reconfortante.



Todo el material está a su alcance. Es importante que cuando acaban de jugar, lo vuelvan a dejar en su sitio para que el espacio de juego este recogido y se pueda seguir jugando sin que el material que no se está utilizando nos entorpezca, ya que estamos todos juntos desde los bebes hasta los de 3 años.  

En la actualidad muchos niños son hijos únicos, y por eso es muy importante que los niños de diferentes edades puedan convivir, pues los pequeños pueden aprender de los mayores por imitación y al mismo tiempo los mayores aprenden a colaborar y ayudan a los más pequeños en las actividades que les cuesta realizar, y de este modo, esta convivencia les ayuda a desarrollar conductas de sociabilidad.

Cuando ya estamos todos en el aula y está todo recogido. Los niños ya preguntan ¿Qué hacemos hoy?

La semana ya está organizada, así que durante el juego libre observamos cómo están los niños de receptivos y hacemos la actividad que mejor les vaya en ese momento. Si un niño no quiere hacer la actividad, no la hace. Cuando no quieren participar suele ser porque están super concentrados jugando, ya sea cuidando a sus muñecos o afrontando un nuevo reto con el material que está jugando.
Las actividades están pensadas para adquirir nuevos conocimientos, todos basados en la experimentación, imaginación y creatividad.



Investigamos nuevas texturas, olores, colores. Todo lo observamos, lo tocamos y lo olemos. Una vez terminada la actividad del día y todo vuelve a estar en su sitios es hora de reponer fuerzas y comer algo, lo llamamos la hora del piscolabis. Así que nos aseamos y volvemos al aula. En el momento piscolabis, siempre hay cuentos o canciones. Son los niños los que piden la canción que quieren o el cuento que les apetece en ese momento.
Cuando ya estamos listos…volvemos al “juego libre” y  un par de  voluntarios nos ayudan a organizar la zona del comedor. Barremos, limpiamos las mesas, ordenamos las sillas y vamos poniendo la mesa para tenerlo todo listo a la hora de comer.
Antes de comer… nos aseamos y comemos. Cuando terminamos, se encargan de recoger y limpiar a ritmo de canciones. Haciendo estas tareas se hacen más responsables y sin saberlo  están educando sus manitas en la pre-escritura. En estas edades les encanta imitar y ayudar  y lo hacen súper contentos.
Es hora de asearnos para ir a dormir. Los que no duermen la siesta en ‘el cole’ esperan a sus papis descansando porque ya estamos agotados.





Nos vamos levantando poco a poco de la siesta, volvemos a asearnos y  jugamos tranquilitos para no molestar a los que están durmiendo mientras esperamos al resto de compis y merendamos.

Los niños que vienen por la tarde tienen la misma rutina que los de la mañana, sólo que organizan mesas para merendar y luego ya se hacen las actividades correspondientes.

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